¿Qué ver en Altea?
Visitar Altea es una experiencia que se disfruta con todos los sentidos y que siempre apetece repetir. El secreto está en que este enclave privilegiado de la Costa Blanca combina en sus calles estrechas la esencia de la tradición mediterránea con un aire tranquilo y bohemio que resulta irresistible.
Son muchas las cosas que ver en la bella Altea, desde su iglesia, de inconfundibles cúpulas azules, hasta el espléndido paseo marítimo o sus puertos y marinas. Descubre también los planes para niños que ofrece Altea. Y si eres amante del mar, alquila un barco sin patrón para ver sus playas desde el mar, es una opción que nunca defrauda.
Qué ver en Altea en un día: lo que no te puedes perder
Pasar un día en Altea te sabrá a poco, pero te permitirá hacerte una idea de por qué esta localidad alicantina enamora en un primer recorrido en el que tienes que incluir:
Casco antiguo
A tu llegada, verás que Altea se divide en dos zonas claramente diferenciadas, pero en perfecta armonía. Por un lado, tienes la costa, con las playas y el azul del mar que deslumbra como magnífico telón de fondo. Por otro, desde el paseo marítimo, Altea escala por la colina en la que se encuentra hasta llegar a la zona más alta, en un recorrido que seduce a cada paso.
Déjate sorprender por el singular laberinto de calles empedradas que serpentean entre casas blancas salpicadas de flores, porque, en cada punto de tu recorrido, encontrarás un bonito rincón o un espléndido mirador en el que hacer una pausa mientras contemplas las vistas que te ofrece Altea, por algo llamada la Cúpula del Mediterráneo.
En el casco antiguo, podrás apreciar restos de la antigua muralla renacentista que protegía la villa marinera y de la que quedan dos accesos: el Portal Vell o Puerta de Valencia, que conecta la calle Mayor con la plaza de la Iglesia y el Portal Nou o Puerta del Mar, que da paso a la plaza dedicada a la escritora Carmelina Sánchez Cutillas.
El itinerario por el casco antiguo de Altea es una sucesión de calles y plazoletas con mil detalles que las llenan de encanto. Pequeñas tiendas de artesanía local, coquetos restaurantes o galerías de arte dan vida a estas calles en las que también es fácil reconocer algunas casas de gran valor arquitectónico, artístico y cultural.
La calle Santa Bárbara, donde se encuentra la llamada Casa de Cervantes, la calle Fondo, la calle Salamanca, en la que destaca un espléndido edificio de finales del siglo XVIII en excelente estado de conservación y, por supuesto, la calle Mayor son solo algunas de las de las más bonitas e interesantes de Altea. Pasear y curiosear por cualquiera de ellas y sus alrededores es un verdadero placer.
Plaza de la Iglesia
En la zona más alta del centro histórico, la plaza de la Iglesia ocupa el mismo lugar donde se levantaba el castillo de Altea, siendo, en la actualidad, el punto de encuentro de vecinos y turistas. Siempre animada, de día y de noche, es el corazón de Altea donde se dan cita el ocio y la cultura. Aquí siempre hay algo para disfrutar del entorno y del momento: un concierto, una feria de artesanía o una estupenda terraza donde tomar algo contemplando la puesta de sol.
Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo
Concentra todas las miradas de los que se reúnen en la plaza de la Iglesia y sus bellas cúpulas de tejas cerámicas azules y blancas, típicas de la arquitectura levantina, son el símbolo de Altea. Visible desde cualquier punto del recorrido, la actual Iglesia del Consuelo es una armoniosa construcción de inicios del siglo XX, alzada sobre un antiguo templo renacentista. Es una de las cosas que ver en Altea en un día de visita absolutamente imprescindible. Con planta de cruz latina, en su interior destaca el altar mayor y las capillas laterales de aires neobarrocos. La también llamada iglesia ‘de arriba’ y su inconfundible silueta, mira desde su atalaya el encantador conjunto de callejuelas que se extiende a sus pies sorprendiendo, en cada esquina, con su particular belleza.
Plazas y miradores
Cualquier camino por el que decidas perderte por las calles de Altea es válido porque, casi sin buscarlos, te encontrarás con pequeños rincones ‘mágicos’ en forma de plazoletas, terrazas y miradores. La Glorieta del Maño, con vistas panorámicas espectaculares, la Plaza de la Cruz y la Plaza del Agua son puntos que tienes que ver si pasas un día en Altea.
Si quieres hacerte una idea global de maravilloso enclave de la Marina baja alicantina en el que te encuentras, no olvides acercarte al conocido como Mirador de los Cronistas, junto a la Iglesia del Consuelo, donde podrás contemplar no sólo la blanca ciudad que abraza el Mediterráneo, sino la imponente línea de costa, con la bahía de Altea, sus playas y puertos, e incluso, en días despejados, el Peñón de Ifach, en el cercano Calpe.
Playas y Paseo Marítimo
Con sus casi cuatro kilómetros de longitud, el Paseo Marítimo es otro punto clave de la visita a Altea en un día. Bares, restaurantes y comercios animan esta zona, siempre concurrida, por la que resulta muy fácil disfrutar caminando (o en bici) mientras te acercas a las tranquilas playas que tienes a tu alcance.
Son playas de cantos rodados y aguas cristalinas. La playa de La Roda es la playa urbana, la más cercana al casco histórico y es perfecta para un buen baño tras recorrer la bella Altea. También, las cercanas playas de Cap Negret, de L’Espigó y de L’Olla son opciones más que apetecibles.
Puertos de Altea
La íntima conexión del pueblo con el mar se entiende incluyendo en tu recorrido los mejores puertos de la zona de Altea. Además del puerto pesquero y del Club Náutico de Altea, a unos tres kilómetros tienes el puerto deportivo Luis Campomanes (Marina Greenwich), en un entorno muy especial, rodeado de escarpadas montañas donde surgen bonitas calas. Otra opción es el también cercano Club Deportivo Porto Senso. La oferta para practicar actividades acuáticas, desde buceo a windsurf, o para alquilar un barco y navegar, descubriendo la Costa Blanca desde un punto de vista privilegiado, son opciones que, si dispones de tiempo, no debes dejar pasar.
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